Acompañamos a Luisma (como todos le conocen) en una jornada de trabajo por las calles de la capital cántabra. Tras 24 años en el servicio no ha perdido la ilusión por lo que hace. Nos ha confesado que una de las cosas que más le gustan de su trabajo es el trato con la gente. Es observador y conoce a los viandantes, así como los horarios en los que coinciden. Si tuviese que destacar una sola cosa de trabajar en la calle sería el afecto con el que le tratan la mayoría de los santanderinos.
Queremos conocerte más, ¿puedes presentarte y contarnos quién eres y a qué te dedicas?
Soy Luis Manuel López, peón de limpieza viaria en Santander, y formo parte de la compañía desde hace 24 años.
¿Qué nos puedes contar de un día de trabajo?
Es un servicio variable según el distrito que toque limpiar y de las personas, y digo las personas porque algunas son más exigentes que otras y se necesita operar y tratarlas con "más cariño". Lo importante es saber cómo actuar dependiendo del tipo de residuo que te encuentras y del distrito en el que estás.
En PreZero apostamos por la innovación y la eficiencia, ¿qué mejoras aplicarías en tu puesto de trabajo?
Las herramientas que utilizo son las mismas que hace años, poco se puede innovar. Lo más importante es estar coordinado con la máquina barredora para que la suciedad que has sacado de forma manual la pueda recoger. La combinación de medios manuales y materiales en la limpieza viaria es fundamental para que la zona quede limpia.
¿Cómo definirías al ciudadano de Santander? ¿Están concienciados/comprometidos con el reciclaje/ limpieza de la ciudad?
El ciudadano de Santander es protestón por naturaleza. Las personas mejor concienciadas son las de mayor edad, sí cumplen y lo hacen muy bien. Los jóvenes dejan los residuos tirados de cualquier forma, alrededor del contenedor, son comodones, reacios a andar unos metros y depositar cada envase en su lugar.
¿Tienes alguna anécdota que recuerdes con un especial cariño?
En la playa del Camello me encontré un grupo de 50 personas mirando una roca donde había un gato tendido, no se movía, así que parecía que estaba muerto. Me pidieron que fuese a recogerlo. Finalmente, no entré yo, sino el socorrista. Al llegar a la roca, el gato estaba vivo durmiendo al sol. ¡Imagínate el bufido del gato al ponerle la mano encima!
¿Ha cambiado tu concienciación sobre el reciclaje desde que trabajas en PreZero?
Sí, sí, yo lo estoy, y en general todos estamos muy concienciados con el reciclaje. En mi carrito llevo las bolsas de color según el residuo y una vez que termino la jornada lo llevo directamente a los contenedores. Aún queda mucho camino por recorrer, el potencial está en los niños, es el ejemplo más claro, ellos aprenden muy rápido, hay que enseñarles desde muy pequeños.
Es tu turno, ¿qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
Me gusta jugar al pádel, montar en bicicleta, y sobre todo, pasar tiempo con mis nietos.
¿Un viaje que quieras hacer?
¡Volver a Japón! Allí reciclan de maravilla, la basura se recoge cada dos o tres días y no se ve nada de suciedad, no te encuentras ni un solo papel por la calle.
¿Algo que tengas a medias?
Puedo decir que con 64 años que nada, estoy feliz con la vida que he llevado.
¿Qué se te dé especialmente bien?
¡Soy muy bueno jugando al fútbol sala! he jugado 50 años y he llegado a ser internacional. Una experiencia fantástica.
¿Qué música te gusta?
Prácticamente toda, pero he descubierto hace poco tiempo a un guitarrista, Ben Hills, que es impresionante. Pink Floyd, también me gusta, en general los sonidos de la guitarra acústica.
¿Un consejo que quieras lanzar al mundo?
Salir de la guerra y que no seamos tan egoístas, cuando las cosas van bien, es estupendo, pero cuando no…
¿Qué consejo darías a alguien que se incorpore a la empresa?
Respeto con los compañeros y sobre todo aprovechar el "décimo premiado" que te han regalado por estar aquí.
Última pregunta, ¿qué significa para ti trabajar en PreZero?
Para mí, trabajar en PreZero es un privilegio, que no suene a peloteo, pero es que estoy encantado. Es una suerte que mis jefes confíen en mí y me dejen trabajar.