Con motivo del Día Mundial del Reciclaje resumimos las principales tendencias del sector de la valorización de los residuos. Desde sus orígenes hasta los retos a futuro que pasan por una mayor valorización de tipología de materiales, una mayor inversión, más tecnología, la producción de energías limpias como el biometano a través de los residuos o una mayor concienciación ciudadana.
¿Cuándo comenzó la valorización de los residuos?
La gestión de los residuos no es, en ningún caso, un reto contemporáneo. Surge como una necesidad natural cuando las poblaciones del Neolítico se convierten en unas poblaciones sedentarias. La situación comienza a ser más notoria con la aparición de las grandes civilizaciones de la antigüedad, como Mesopotamia, Egipto o Roma, en las que se llegaron a establecer los primeros basureros a kilómetros de las ciudades. De la baja Edad Media, por ejemplo, datan las primeras ordenanzas relativas a la gestión de residuos, emitidas en el siglo XIII para evitar la propagación de olores.
Posteriormente, con la Revolución Industrial cambió el modelo de producción y consumo , y con ello el volumen y la tipología de residuos, apareciendo nuevos residuos de origen plásticos, químicos. Esta situación, unida al enorme crecimiento de la población, hizo que poco a poco los países fueran tomando medidas para la correcta gestión de los desperdicios que producían, con una mentalidad arraigada al “usar y tirar” que poco a poco ha ido evolucionando en búsqueda de un sistema circular con foco, no en los residuos, sino en las materias primas reutilizables y reciclables. En este sentido, la evolución de las prácticas y de la percepción en torno al residuo ha ido acompañando al avance de nuestra historia.
Hoy en día, la directiva europea 2008/98/CE, define la valorización de residuos como cualquier operación cuyo objetivo principal es “que el residuo pueda servir con una finalidad útil para sustituir a otros materiales que, de otro modo, se habrían utilizado para cumplir una función particular”. Por tanto, la valorización de residuos es una optimización del tratamiento de residuos que permite su reconversión con un objetivo concreto, ya sea la generación de energía o la obtención de nuevas materias primas.
Escamas de plástico PET (Planta de tratamiento de PreZero, Les Franqueses del Vallès, Barcelona)
Procesos actuales de valorización
Como hemos señalado, la gestión de residuos ha evolucionado enormemente saltando a un primer plano y con un peso importante desde el punto de vista político, económico y social. Nuestros procesos actuales de valorización son fundamentalmente procesos mecánicos, y comienzan con la descarga de los vehículos de recogida en las plantas de tratamiento y la posterior distribución y separación de las diferentes fracciones de residuo a través de las cintas transportadoras.
¿Por dónde viajan los residuos dentro de una planta?
Por lo general, el proceso comienza con la entrada de las bolsas en un trómel dentado, con un aspecto similar al de una lavadora de varios metros de largo, con agujeros a lo largo de toda la estructura con diferentes diámetros, que hace que las fracciones más pequeñas vayan cayendo a otras cintas. Los procesos son:
- Transporte de los residuos por los sistemas de aspiración para recuperar el film plástico.
- Separación magnética para recuperar metales férricos.
- Separadores ópticos que son capaces de diferenciar mediante un haz de luz el tipo de residuo que queremos recuperar bien por su densidad, color, composición química, etc…
- Mesas densimétricas que segregan en función del peso y densidad del material a recuperar.
- Separadores por corrientes (tipo Foucault) para recuperación de metales no férricos.
- Selección y segregación de materiales, por parte de los empleados en las cabinas de triaje manual.
Una vez que los residuos han completado el viaje por las diferentes cintas y tecnologías de separación, pasan por el proceso de prensado obteniendo balas homogéneas de cada material recuperado. Tras este proceso conseguimos nuevas materias primas que se reintroducen en el mercado: papel y cartón recuperado (cartón óptico, 1.02, 1.05, Krafft, etc.); metales (aluminio, acero y chatarra principalmente) o plásticos (PET, PEAD, PP, Film, etc.). Adicionalmente, se obtiene como producto final rechazo, cuyo destino final ha sido hasta ahora el vertedero.
Estos residuos son el resultado de la recogida y separación tanto de residuos industriales como de los residuos generados en los hogares. Todos los subproductos que se generan tras la segregación en las plantas, son enviados hasta sus destinos finales. La parte valorizable es vendida a los recuperadores de cada material. De esta forma, el material procedente de la salida de nuestras plantas servirá para hacer nuevas cajas de plástico reciclado, nuevas bolsas, nuevas botellas, nuevas bobinas de papel, etc.
Planta de tratamiento de residuos farmaceúticos de PreZero (Tudela de Duero, Valladolid)
¿Qué retos hay en los próximos años?
Pese a que la valorización de residuos ha evolucionado con el paso del tiempo, existen aún grandes retos para los próximos años:
- Producción de energía a partir del residuo: con el objetivo de cumplir con los retos europeos de reciclaje será imprescindible invertir y poner en marcha nuevas instalaciones para producción de energía a partir de los residuos como es el caso del biometano, gas renovable que se obtiene a partir del biogás y constituye una de las mejores alternativas para la producción de energía limpia.
- Implementar e invertir en nuevas tecnologías de segregación dentro de las plantas de tratamiento de residuos, haciendo posible el envío de residuo cero a vertederos. Además, en el futuro el objetivo es contar con plantas más sostenibles alimentadas mediante energías limpias y con tecnología robótica y sistemas de sensorización que permitan una mayor eficiencia en las operaciones.
- Reducir la fracción rechazo a 0%, ampliando la gama de residuos capaces de ser valorizados como el textil, elementos compuestos de varios materiales, espumas de colchones, etc.
- Fomentar y mejorar la gestión de la materia orgánica, encontrando un valor real como subproducto apto para nuevos usos o producción de nuevas energías renovables como el biometano.
- Reciclaje de un mayor número de fracciones de materiales como son las palas de los parques eólicos, las baterías de coches eléctricos o los paneles solares, ya que habrá un enorme crecimiento en estos sectores energéticos.
- Mayor concienciación y bonificación a los ciudadanos por su contribución al reciclaje.
¿Cómo será el futuro de la valorización?
Para poder fomentar la Economía Circular y cerrar el ciclo de los residuos, convirtiéndolos en materia prima de nuevos productos, serán necesarios los siguientes puntos:
- Ecodiseño: Desde hace años resulta un reto para los recicladores tener que lidiar con envases hechos con varios materiales, lo que hace que su recirculación al proceso de fabricación sea complicada o imposible. En este sentido, en el futuro, para poder reciclar un material deberá estar pensado para ello desde su diseño inicial y su producción. Desde hace tiempo suenan titulares asegurando que el Ecodiseño es la herramienta fundamental para prevenir y reducir los residuos.
- Economía circular, residuo cero: Conceptos que cada día suenan más y que irán ganando peso. Nos olvidaremos en gran medida de la condición de “residuos” o “basura” para ver este material como fuente de nuevas materias primas, reutilizables y aprovechables, alargando el ciclo de vida de cualquier material. Sin ir más lejos, la última gran campaña de la empresa Coca Cola se centró en la circularidad y reciclabilidad de sus botellas.
- Transformación de los depósitos controlados: será necesario reabrirlos para poder recuperar residuos enterrados años atrás. Al no existir tecnología suficiente o por costes económicos, los depósitos pasarán a ser las nuevas minas de materias primas tales como plásticos, cartones o metales.
- Reciclaje químico: Pese a que ya suena con fuerza, es una tecnología en nacimiento y llamada a ser la palanca de gestión de residuos del futuro. Básicamente consta de una serie de procesos en los que se somete al residuo, prioritariamente plástico, a diferentes cambios de temperatura, presión, soluciones químicas…hasta que el material recupera las condiciones iniciales, con una calidad similar al del plástico virgen. Este proceso implicará la sustitución de materiales convencionales por otros más sostenibles y reciclables, para eludir la escasez de materias primas y cumplir con la demanda actual y futura, tal y como recoge el informe de la Fundación Naturgy sobre reciclaje en Europa.