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España ante la encrucijada circular

Existe un profundo consenso en nuestro país sobre la imperiosa necesidad de recoger los residuos adecuadamente para facilitar su posterior tratamiento. Si la separación en origen es correcta, la recuperación de material reciclable crece exponencialmente. Por tanto, la gestión eficiente requiere de la colaboración de todos, en todas partes: hogares, oficinas, industrias, comercios, escuelas…

Una encuesta reciente de la agencia 40dB sobre los hábitos que tienen los ciudadanos a la hora de tirar nuestros residuos en el contenedor apropiado revela que la gran mayoría cumplimos asiduamente con nuestro cometido. El 86% de los 2.000 encuestados afirma que separa y deposita en su contenedor respectivo el vidrio, los envases y el papel y cartón; el 78% sostiene lo mismo respecto a los desechos orgánicos y el 71% respecto a los inorgánicos. Son cifras esperanzadoras sobre el grado de concienciación medioambiental de la ciudadanía española.

Sin embargo, nada menos que el 40% desconfía de que los residuos sean procesados correctamente y recela de las plantas de tratamiento. Este alarmante dato refleja cuánto nos queda por hacer como sector ─y desde todas las respectivas administraciones públicas─ para superar erróneas percepciones, que nada tienen que ver con la realidad, a fin de convertir el cuidado de nuestro medioambiente en una imperiosa prioridad de la agenda política.

Las decisiones que deben tomarse ahora en España marcarán definitivamente el rumbo y el grado de consecución de nuestros compromisos con la Unión Europea para la próxima década. Estamos en un momento de inflexión, ante una encrucijada en la que no podemos errar al tomar un camino equivocado.

Aunque cada vez generamos más residuos —115 millones de toneladas en 2021, un 9,3% más que el año anterior— también reciclamos más: casi 50 millones de toneladas (+4,5%). Pero debemos dar sin dilación un salto muy cualitativo en relación a los residuos municipales. Lo mismo sucede con nuestra ratio de vertido (en torno al 47%), muy por encima de la media europea (26%). La última evaluación de alerta temprana, realizada por la Agencia Europea de Medioambiente, incide en el riesgo que tiene España de incumplir los objetivos de reciclado y vertido en 2025. Esta entidad reguladora también señala la falta de inversión para el tratamiento de los biorresiduos, tanto para la implantación de sistemas de recogida selectiva como para la construcción de nuevas infraestructuras, situándonos en el cuarto lugar entre los Estados de la UE en cuanto a necesidad de inversión.

Pese a todo, aún estamos a tiempo de revertir esta situación si unimos los esfuerzos necesarios para convertir estos retos en una oportunidad. Por supuesto, resulta fundamental que sigamos apostando por las 3 Rs (Reducir, Reutilizar, Reciclar), pero siempre va a existir una fracción de rechazo. Actualmente, la mejor manera de darle una última vida a esa fracción es convirtiéndola en energía (electricidad o calor). La UE viene insistiendo, desde hace años, en que la huella de carbono de la valorización energética es claramente menor —19 veces menor, según el Ministerio Alemán de Medioambiente— que la asociada a la eliminación en un vertedero. Por tanto, esta alternativa tecnológica, con los debidos controles medioambientales, es, hoy por hoy, la única solución viable para equipararnos con Europa en tiempo y forma.

Aunque hasta el momento la evolución en nuestro país haya sido bastante lenta, confío sin reservas en nuestra demostrada capacidad de gestión y en que, como país, sabremos aprovechar las oportunidades que tenemos por delante. Durante los próximos años vamos a ser testigos de la transformación que, a pasos agigantados, se está consolidando en el sector medioambiental español para convertir los residuos en nuevas materias primas recicladas, en una fuente renovable de energía limpia y un yacimiento de empleo verde.

La fórmula para conseguirlo radica en la colaboración público-privada y entre empresas, sobre la base de una reforzada concienciación ciudadana. La economía circular y el avance hacia la neutralidad climática son fenómenos irreversibles. Indican el camino que debemos tomar.

Gonzalo Cañete

GONZALO CAÑETE

PUBLICADA EL 08 DE JULIO DE 2024