En un mundo en el que el número de personas afectadas por el hambre ha aumentado lentamente desde 2014, y en el que cada día se pierden o desperdician toneladas y toneladas de alimentos, es fundamental reducir las pérdidas y el desperdicio alimentario. Este hecho se ha convertido en una preocupación a nivel mundial, y es generado en distintas etapas a lo largo de toda la cadena alimentaria, desde la producción primaria hasta el consumo. Abordar el problema requiere actuar en todas esas etapas, tanto en la prevención como en la reutilización de los que se generen de forma inevitable.
Los hábitos domésticos son responsables de casi 570 millones de toneladas de alimentos desperdiciados cada año en todo el mundo, según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Por individuo, cada persona desperdicia una media de 74 kg de alimentos al año.
A nivel mundial, se desperdician o pierden alrededor de un tercio de los alimentos que se producen. Las tasas más altas de desperdicio se sitúan en el 40–50% para tubérculos, frutas y hortalizas; 35% para pescado; 30% para cereales, y 20% para semillas oleaginosas, carne y productos lácteos.
En España, según el ‘Informe del Desperdicio Alimentario en España 2022’, que presentó la semana pasada el Ministerio de Agricultura, el volumen de alimentos y bebidas desperdiciadas el año pasado alcanzó los 1.201,92 millones de kg o litros. Esto supone un 6,2% menos que en 2021. Si consideramos solo los hogares este desperdicio fue de 1.170, 48 millones de kg o litros. Lo que contrasta con los 1.363,76 millones de 2020 que coincide con el tramo más duro de la pandemia. Sobre el número de hogares, el estudio apunta que uno de cada tres hogares ya no desperdicia alimentos.
Los alimentos que se producen y comercializan, pero no se consumen, provocan impactos ambientales innecesarios a lo largo de toda su cadena de valor. Según el informe «Emisiones de gases de efecto invernadero en el sistema agroalimentario y huella de carbono de la alimentación en España», el desperdicio de alimento es responsable de la cuarta parte de las emisiones totales del sistema agroalimentario.
Luchando contra el desperdicio alimentario en Granada
Visita realizada por parte de Pablo García, Ana Sánchez y operarios de Inagra al Banco de Alimentos de Granada.
‘Study, work, recycle’ es un proyecto de inserción laboral y de aprovechamiento de recursos alimentarios puesto en marcha de forma solidaria por parte de los trabajadores de Inagra y PreZero a beneficio de la Fundación Banco de Alimentos de Granada. Así, y coincidiendo con la conmemoración este viernes 29 de septiembre del Día Internacional de la Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, la concejala de Limpieza Viaria, Ana Sánchez, y el director general de Inagra, Pablo García, han visitado las instalaciones del Banco de Alimentos donde se desarrolla este proyecto piloto que en sus dos primeras semanas de funcionamiento ya ha conseguido recuperar para el consumo 1.282 kilos de alimentos.
‘Study, work, recycle’ es uno de los proyectos ganadores del programa ‘Súmate’, el cual destina el dinero recaudado por los empleados de PreZero a nivel nacional a iniciativas solidarias seleccionadas por ellos mismos dentro de su apuesta por la responsabilidad corporativa. En este caso, se trabaja directamente con el Banco de Alimentos para abordar la recuperación de aquellos productos orgánicos de las empresas radicadas en MercaGranada que no sean comercializables pero que sí sean aptos para el consumo a través del triaje.
En la actualidad, y tal y como ha explicado el presidente Fundación Banco de Alimentos de Granada, Manuel Marchal, son varias las causas por las que no se recuperan los alimentos, aunque se debe fundamentalmente a la necesidad de realizar una clasificación previa de los productos susceptibles de utilizar para el consumo y de transportarlos a los puntos de reparto. “Esa actividad requiere de unos procesos continuos que pueden ser apoyados desde el voluntariado y que nos permitirían recuperar para el consumo en torno a un 40 por ciento de los alimentos de las empresas radicadas en MercaGranada”, ha resaltado Marchal, quien ha detallado que este programa piloto supone aproximadamente el tratamiento de unos 10.000 kilos de alimentos en el último cuatrimestre del año y la recuperación para consumo de 4.000 kilos, es decir, una cantidad de alimentos suficiente para proporcionar productos frescos a unas 81 personas durante dos meses.
De hecho, entre los objetivos iniciales planteados para este primer mes de funcionamiento del proyecto está llegar a un acuerdo de colaboración mínimo con el 5% de las empresas instaladas en MercaGranada y otras empresas de la cadena alimentaria, contando con un espacio físico propio para realizar la actividad, las herramientas de gestión de productos y la formación a las personas que se contraten y a los voluntarios. Para ello, diariamente de martes a sábado se abre a las 7 de la mañana el centro de recuperación de alimentos no comercializables por las personas encargadas, que recogen los excedentes alimentarios de las empresas con las que se acuerde para, a continuación, realizar la recuperación de los alimentos aptos y su posterior reparto a las entidades concertadas, comedores sociales y asociaciones a través del Banco de Alimentos y la gestión de los alimentos no recuperados a vertedero o compostaje.
En las dos primeras semanas de funcionamiento del programa piloto se han superado con creces los objetivos previstos, ya que frente a los 1.250 kilos de recogida planteados inicialmente se han recibido un total de 1.315 kilos de distintos productos de los que se han conseguido recuperar para el consumo 1.282 kilos, lo que sitúa la tasa de recuperación por encima del 97%.
La colaboración de los empleados de PreZero e Inagra a través del programa ‘Súmate’ aporta un total de 4.000 euros al proyecto ‘Study, work, recycle’, lo que supone la activación y dos meses de actividad a una iniciativa enmarcada en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, en concreto a los relacionados con fin de la pobreza, hambre cero, salud y bienestar, educación de calidad, igualdad de género, trabajo decente y crecimiento económico, reducción de las desigualdades, producción y consumo responsables, acción por el clima y alianzas para lograr los objetivos.