Sergio Cabellos es director regional de PreZero en España y Portugal, empresa con presencia en más de 600 municipios y que asiste a más de 15 millones de personas en ambos países. Por su parte, PreZero en España y Portugal pertenece en PreZero Internacional, empresa que presta
servicios medioambientales en once países, trabajan 30.000 personas. En su opinión, España está en la senda correcta para implementar procesos de economía circular, especialmente en la gestión de los residuos urbanos.
La economía circular se está convirtiendo en un reto para los países miembros de la Unión Europea, pero ¿en qué situación se encuentra nuestro país? ¿Es España un país circular?
Se han dado pasos importantes para montar la arquitectura administrativa necesaria, las reglas de juego. Tenemos la Estrategia de Economía Circular España 2030, publicada en 2020, tenemos también la Ruta para la Gestión Sostenible de las Materias Primas Minerales y la pieza angular, la Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular de 2022.
Mi impresión es que todavía es pronto para ver que lo plasmado en las normativas da sus frutos. De todas formas, hay varios parámetros que ayudan a medir el punto en el que nos encontramos. Por ejemplo, en el uso de materiales reciclados en la propia fabricación, España está en torno al 10% de circularidad y Europa se sitúa en el 12%. Eso indica que vamos bien, pero queda camino por recorrer.
Si vamos al reciclaje, el residuo como recurso, yo creo que partimos de unas infraestructuras que arrastramos como deficientes. Se ve claramente que nos queda camino por delante. En España tenemos un 35% de recuperación de los residuos en 2020 y Europa está en torno al 48%, así que tenemos mucho trabajo por delante. Por otra parte, España deshecha más del 54% del rechazo que termina en un vertedero, cuando en Europa la cifra está bastante por debajo.
«Sin la colaboración público-privada será realmente complicado implementar la economía circular en un tiempo razonable»
Creo que se han dado los pasos adecuados, pero necesitaremos tiempo e inversiones, al igual que concienciación ciudadana. España está en el tránsito adecuado para ser circular. En definitiva, los objetivos no son imposibles, son difíciles y requieren de cooperación público-privada, de planificación y por su puesto de inversiones a realizar en un tiempo récord.
¿Cómo contribuye PreZero a avanzar hacia la circularidad?
Nuestro factor diferencial es considerar a los residuos como recursos. Por ejemplo, en materia de biorresiduos, hay soluciones tecnológicas para convertir estos residuos en fertilizantes, y utilizar su energía como biogás o biometano. En materia de plástico, siempre intentamos anticiparnos a las diferentes tecnologías que surgen, invirtiendo de forma privada, por ejemplo, en el polietileno.
También hacemos lo mismo con el aluminio, cuyo residuo recogemos y regeneramos. Este metal es un magnífico ejemplo de circularidad porque se puede reciclar todas las veces que se quiera manteniéndose inalteradas todas sus características. Nos adelantamos, buscamos nuevas tecnologías, innovación, y que todo ello sea una solución viable técnica y económicamente.
¿Cree que la colaboración público privada puede servir de palanca de cambio para lograr este nuevo modelo productivo?
Sin esta colaboración será realmente complicado que todo esto de lo que hablamos, de economía circular, se consiga y plasme en tiempos razonablemente cortos.
Por colaboración público-privada solemos entender colaboración entre empresas y la Administración, pero no es solo eso, incluye también universidades, colectivos de la sociedad… Los retos que tenemos por delante son lo suficientemente ambiciosos como para que queramos conseguirlos actuando de forma individual. Además, a nivel personal también se debe actuar. Sin ir más lejos, como ciudadano tengo en mi mano decidir qué tipo de productos consumo y cómo reciclo mis residuos.
Nos encontramos además en medio de una crisis energética, ¿podrían los residuos ser parte de la solución?, ¿Qué respuesta puede dar España en este sentido?
La crisis energética que afecta a Europa ha sido un acelerador, un catalizador, y la reacción de la Unión Europea ha venido a confirmar que son necesarias acciones conjuntas para una energía más asequible, segura y sostenible.
Viendo lo que está ocurriendo, la Unión Europea se ha fijado para 2030 que el 10% del total de gas natural consumido proceda del biometano. En términos de planificación esto es un revulsivo, porque este biometano, en 2030, procederá fundamentalmente de los biorresiduos.
De hecho, la UE posiciona a España en 2030 como el cuarto mayor productor de biometano y en 2050 como el tercero. Yo creo que tenemos una gran oportunidad, con una tecnología puntera y robusta. Por eso, me parece poco ambicioso el objetivo que se ha marcado España de que el 1% de la red de gas natural sea biometano, mientras en Francia se han fijado un 10% y Alemania se ha propuesto un 20%.
Ha mencionado la Planta de Tratamiento de Biogás de Valdemingómez. ¿Podría detallarnos por qué es referente esta planta a nivel internacional?
Ahora mismo, con la última modificación, la planta de tratamiento es capaz de procesar todo el biogás que se produce en el parque tecnológico de Valdemingómez, en torno a 34 millones de metros cúbicos de biogás al año. Además, las plantas de digestión anaerobia también permiten recuperar los nutrientes a través del compost. En el tratamiento de los biorresiduos podríamos optar por hacer solo compost, o aprovechar la digestión anaerobia para producir tanto compost como biogás. Evidentemente, esta segunda opción requiere un mayor esfuerzo económico de la administración, pero sin duda alguna está más alineada con la transición hacía una economía circular y el cumplimiento de la jerarquía de residuos.
Sin ir más lejos, una línea de autobuses de Madrid va a funcionar completamente con biometano. Eso es otro ejemplo muy visual que nos demuestra que esto ya es una realidad.
Carlos Martí
PUBLICADA EL 13 DE ENERO DE 2023