NUEVA SEDE DE PREZERO IBERIA: Calle Dédalo, 2 Madrid
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El 14 de marzo de 2020 se cumplieron 40 años de la trágica muerte de Félix Rodríguez de la Fuente, uno de los días más tristes de mi infancia. El maestro que cada semana reunía a toda la familia frente al televisor para hablarnos de la Naturaleza, al compás de la intrigante sintonía de ‘El hombre y la Tierra’, nos dejaba, de repente y para siempre, en un accidente aéreo en Alaska.
¡Qué lugar tan hermoso para morir!, dicen que aseguró antes de subir a la avioneta. Cumplía 52 años el mismo día en el que no murió el hombre y nació el mito, porque ya lo era: el animal humano, el divulgador que despertó la conciencia medioambiental de varias generaciones, todo un país, a la vez.
Cuatro décadas después, el legado de este burgalés universal ha trascendido a su enorme obra. Cientos de horas de documentales, programas de radio, libros… le convirtieron en el gran pionero del ecologismo y principal referente de la etología en nuestra memoria colectiva.
Además de un muy profuso conocimiento de los cinco reinos de los seres vivos, ¿qué hacía Félix para comunicar de manera tan extraordinariamente efectiva?, ¿cómo trasladaba sus mensajes a distintas generaciones simultáneamente?, ¿qué habilidad desarrolló para hacerse entender tan transversalmente, trascendiendo a su lugar y su época?
De hecho, Félix rompió de cuajo una de las principales reglas de toda la vida, compartidas en la comunicación, el periodismo y el marketing: adaptar el mensaje a la audiencia o al público objetivo. Utilizaba su propio lenguaje, a menudo prolijo en términos técnicos, léxico complejo y usos costumbristas o de la calle. Daba igual. Se hacía entender por cualquiera. Llegaba a todos, independientemente de su edad o condición social.
Entre las fuentes más indicadas para responder a esta cuestión, en este frugal intento para desgranar su fórmula mágica ─el librillo de un auténtico maestro─ destaca Odile, la menor de sus hijas, la benjamina que, elocuentemente, mantiene viva su misma pasión. Recientemente ha publicado Félix. Un hombre en la tierra, una lectura de cabecera.
Con el entusiasmo propio de quien disfruta con su trabajo y el talento de quien hace que lo complejo parezca muy sencillo, Odile resume así los 10 mandamientos que debe tener en cuenta todo buen divulgador.
A modo de conclusión, de igual manera que los diez mandamientos que Moisés recibió en el monte Sinaí se resumen únicamente en dos, Odile señala que “para que surja una conexión mágica en el proceso de comunicación, es imprescindible que tú te diluyas con los demás”.
Estos conceptos son aplicables no sólo a la comunicación medioambiental, sino a cualquier otra disciplina profesional, incluidas nuestras relaciones personales, familiares o tribales. De hecho, ¿no es precisamente la creación de un espacio emocional, al que los demás quieran pertenecer, el propósito fundamental que todo buen divulgador busca compartir?
PUBLICADA EL 02 DE DICIEMBRE DE 2021