Los combustibles fósiles actualmente representan el 80% de la demanda actual mundial de energía primaria a nivel mundial, contribuyendo el sistema energético aproximadamente dos tercios de las emisiones globales de CO2. Aunque la eficiencia energética y las fuentes renovables se destacan como soluciones clave para alcanzar los objetivos climáticos en el ámbito energético, por sí solas no resultan suficientes. En este contexto, la gestión de residuos ha experimentado una significativa evolución, emergiendo como un tema de relevancia primordial tanto a nivel político, económico como social.
Hoy por hoy, no todos los residuos son susceptibles de ser reciclados; sin embargo, una considerable parte de los no reciclables puede someterse a procesos de homogeneización en términos de tamaño y composición. Esto da lugar a la formación de un combustible conocido como "Combustible Sólido Recuperado" (CSR), el cual permite generar un combustible de origen renovable, sustitutivo del de origen fósil. El CSR se somete a tratamientos térmicos específicos, clasificados según sus condiciones de temperatura.
El término CSR se ha ido acuñando en los últimos años junto al desarrollo de las plantas dedicadas a la valorización material de los residuos, que son instalaciones cuya misión es extraer la máxima cantidad de material reutilizable o reciclable de los mismos.
Los CSR se caracterizan por su heterogeneidad, presentando una amplia variedad en sus propiedades físicas y químicas. Estas características están directamente influenciadas por el tipo residuo y del tratamiento utilizado para su producción. En Europa, este combustible debe cumplir con parámetros específicos de calidad y seguir una serie de estándares que aseguren la protección del medioambiente.
El pasado mes de noviembre, PreZero España firmó un acuerdo colaborativo con Cemex para asegurar durante los próximos años el suministro de energía procedente de residuos industriales como alternativa a los combustibles de origen fósil. De esta forma, Cemex podrá incrementar el consumo de combustibles alternativos en sus instalaciones, que en la actualidad alcanza alrededor de la mitad de su consumo calórico.
Su incorporación aporta numerosas ventajas tanto económicas como medioambientales, entre las que destacan el tratamiento más sostenible de los residuos, una mayor estabilidad del mercado energético, la reducción de la dependencia energética exterior y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
La utilización de residuos trasformados en combustible como fuente de energía permite no solo reducir la cantidad de residuos que finalmente llega a vertederos, sino también las emisiones de gases de efecto invernadero que se emiten a la atmósfera y la factura energética de las industrias.
La generación de energía a partir de residuos constituye un componente fundamental en la gestión sostenible de los residuos en el ámbito de la Unión Europea. Se erige como un elemento complementario indispensable para alcanzar los ambiciosos objetivos de reciclaje, integrándose en la cultura de la prevención y la máxima optimización de recursos, de acuerdo con los principios jerárquicos que rigen la gestión de residuos.
Joan Valls
PUBLICADA EL 09 DE ABRIL DE 2024
